Lali Calderón era de esos tipos que le gustaban las cosas sencillas, bien hechas y sobre todo realizadas desde el corazón y con amigos

Su pasó como jugador en el club no fue muy extenso, sólo algunos años en donde compartió equipos con jugadores como «el malevo» Oviedo o «el gallego» García. De muy jóven se fue a Buenos Ayres, donde jugó en Deportiva Francesa, y a los 19 años le tocó hacer el servicio militar en la marina.

Su vuelta al club se produjo alrededor del año 1987, cuando su hijo Eduardo (ex-jugador de primera, hoy entrenador de la M-17) comenzó a dar sus primeros pasos en el rugby. Su rol fue de «padre colaborador», y en el año 1991 comenzó a aportar ocupándose de los terceros tiempos del plantel superior, labor que desarrolló con su viejo camarada «malevo» Oviedo, «el gato» Pauliello y algún que otro padre.

Grupo P.A.R.V.A., parte de su legado en el club

Junto a un grupo de amigos-padres fundan una «asociación» dentro del club (que aún hoy subsitste) a la que denominaron P.A.R.V.A. (Padres y Amigos del Rugby, el Vino y el Asado). Este grupo nació de la voluntad de sus integrantes para auto-organizarse y aportar al club desde el lugar que sea, con diferentes acciones.

Los socios fundadores fueron: Lali, Malevo, «Gato» Pauliello, «Lito» Luna, «Luli» Huespe, Guillermo Ferrando y «Carancho» Rivarola. Más tarde se sumaron a ese grupo nombres como «chino» Ramallo, Horacio Kantarovsky, «Chileno» Mercado, alguno de los hermanos Blanco y otros más.

Su participación dirigencial y social en el club

Como dirigente, acompañó a las camadas ’80 y ’81  como presidente de delegación en su gira por Sudáfrica en el año 1999. Además fue vocal de nuestro club en la gestión de Carlos Sosa Gallardo, donde fue también presidente del comité de disciplina.

Fue siempre una persona dispuesta a acompañar a las divisiones juveniles en calidad de lo que sea, para que estos puedan concretar viajes y eventos. Un gran fanático del club, dispuesto a ir a donde sea para ver a cualquier división.

Quienes lo conocieron lo recuerdan con mucho cariño y estima, como un tipo franco, directo y de gran nobleza y sentido del humor. Fanático del rugby, los amigos, el vino y el asado.

Una despedida a su altura

Lali nos dejó acá, en esta vida, un domingo 9 de noviembre de 2014. Su partida, podríamos decir, fue un tanto simbólica además de envidiable.

Su última actividad en vida fue el sábado al mediodía: un asado con sus amigos, en el club. Para luego partir el domingo de madrugada.

Hoy, el histórico quincho donde los PARVA se juntan todavía cada fin de semana a comer asado y disfrutar del club, tiene entre sus paredes un cuadro a modo de homenaje, para recordar siempre al gran amigo.

 

 

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