En los últimos años nos resulta normal y familiar ver jugadores de nuestro club vistiendo los colores nacionales, en los distintos equipos que presenta la Unión Argentina de Rugby. Si uno revisa un poco, encontrará pumitas, pumas 7, Argentina XV y, por supuesto, Pumas con todas las letras también.

Pero esto no fue siempre así. El rugby del Jockey Club Córdoba tuvo que esperar casi 40 años para ver a sus primeros miembros de este selecto grupo. Ellos fueron José María Luna (pumita 1990) y Martin Viola (pumita 1991), que desde muy chicos ya pintaban para cracks, y cuando les llegó el momento no hicieron más que reafirmarlo.

Atrás de ellos comenzaron a llegar otros nombres para enaltecer nuestros colores y nuestros valores y amalgamarlos con los colores nacionales. Esta tradición se extiende y continúa con más fuerza en el día de hoy, momento en el que contamos en nuestro plantel superior con nada menos que 10 jugadores que han vestido los colores nacionales (sin contar a los flamantes pumitas de este año, Gonzalo Hughes y Agustin Segura). Si sumamos al entrenador Galo Alvarez Quiñonez, podemos hablar de un plantel lleno de talento y experiencia hasta en materia de entrenadores. Quedan también afuera de la lista mencionada, nombres importantes como Alejandro Allub, Francisco Panessi, José Deheza, Tomás Ramirez y otros, que por distintos motivos no se encuentran en actividad con el club.

 

Promesas de otra época

En el recuerdo que rescatamos esta semana, nos encontramos con Martín Viola y José Luna siendo parte de la delegación del «Mundial Universitario» M-25 (lo que sería el Mundial M-20 actual), el cual se disputó ese año (1996) en Pretoria, Sudáfrica.

Esa selección argentina tenía entre sus filas a jugadores como Mario Ledesma, los hermanos Nicolas y Juan Fernandez Miranda, Ignacio Fernandez Lobbe, Omar Hassan, Eduardo Simone, José Orengo, el «colo» Fuselli, Pablo Bouza, entre otros.

En dialogo con sus protagonistas, José y Martín tienen grandes recuerdos de esa experiencia.

 «Llegamos a semifinales, jugamos un lindo torneo, ganándole a equipos como Francia, Gales, Fiji. Una experiencia impresionante, al lado de muchos amigos, todos los de la foto eramos la delegación cordobesa de ese equipo» (Martín Viola)

José, además de lo deportivo recuerda que fue una experiencia que ya casi no hay en estos tiempos: alrededor de 40 días de gira. Lo que más rescata fue la unión de grupo que tuvo ese equipo y el corazón y entrega con el que se jugaba cada pelota.

 «De esa foto recuerdo que fue antes de jugar contra Gales (que ganamos como 40-10). Una anécdota que recuerdo es que, unos días antes de viajar, River se consagró campeón de la copa Libertadores y fuimos invitados al festejo en «Coyote», fuimos como si fuéramos Los Pumas.» (José Luna)

 Pero esa no es la única anécdota de José:

 «La primera etapa de esa gira fue muy dura, fue como un servicio militar. Acababa de caer el Apartheid, y vivíamos en una cárcel: con pabellones, guardias, no podíamos salir, comíamos con bandejas como en un internado, entrenábamos doble turno. Con Martin y el «colo» Fuselli entre otros, nos las ingeniábamos para salir del lugar y recorrer un poco Johannesburgo.»

 

Hoy, ya acabado hace mucho tiempo su momento como jugadores, los dos recuerdan con mucho orgullo y cariño esos días. Pero con más orgullo, miran los frutos del trabajo realizado en los años siguientes, que consagra año a año a nuestros jugadores en los distintos niveles nacionales.

Mucho es el trabajo y el esfuerzo que hay detrás de esa línea de 28 años que separan al primero de los más nuevos de este selecto grupo de jugadores y personas. Y mucho más es el trabajo y esfuerzo que queda por realizar para que esta hermosa tradición de ver a nuestros amigos y compañeros representándonos con los colores nacionales no deje de crecer jamás.

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