El sábado 11 de Junio de 2016 no será recordado como un día más para la historia del rugby del Jockey Club Córdoba. ¿Las razones? son varias:

Ese día, las historias del rugby argentino y del Jockey estarán abrazadas para siempre. Porque hubo un equipo de jóvenes guerreros, que dejaron el físico, el alma y el corazón en cada jugada para obtener un histórico triunfo frente a Sudáfrica. Entre los 23 protagonistas que escribieron uno de los capítulos más importantes del seleccionado M-20 de Argentina, estuvieron tres jugadores que llevan los colores rojo y blanco en su ADN rugbystico y que día tras día predican con el ejemplo los valores de nuestra institución. Un orgullo inmenso para toda la familia hípica.

Pero el orgullo y la alegría no se terminan con semejante hazaña. Recuerde esta imagen: los equipos en fila, esperando ser llamados para salir a la cancha. Los capitanes de cada equipo encabezando esas filas.

«Juanchi» Mallia es quien encabeza la tropa argentina. Las cámaras lo enfocan, su cara transmite temple y concentración. El centro conoce lo que es ser capitán, lo fue siempre en su división, lo ha sido en varios equipos. Pero esta vez es diferente, esta vez lo hace con el uniforme que todo joven argentino sueña vestir, y él sabe lo que eso significa: responsabilidad. ¿Cuantas veces habrá soñado, de chico, usar esa camiseta? ¿Se habrá imaginado ese niño, años atrás, la posibilidad de ser capitán? Sólo él lo sabe.

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La tranquilidad que refleja el capitán debe haber puesto nervioso a más de uno, sobre todo si tenía camiseta verde y amarilla. El capitán no se siente sólo, lo acompaña todo un país y todo su club a la distancia, lo acompañan su abuelo Roberto y su hermano Felipe en las tribunas, lo acompañan y respaldan todo el staff del equipo, en representación de la Unión Argentina de Rugby, y lo acompañan, respaldan y lo siguen sus 22 compañeros que saldrán a la cancha, y los que quedaron en la tribuna para este partido. Pero especialmente lo acompañan dos amigos, que ese día visten el mismo uniforme que él. Juanchi está cumpliendo el sueño de millones, y eso, además de felicidad, de orgullo, de ansiedad y de confianza, le dan la lucidez, serenidad y tranquilidad necesarias para liderar a su equipo a un día histórico.

Como dijimos, Juanchi no estuvo sólo en semejante responsabilidad. Las cámaras filman la salida de los equipos a la cancha y el segundo en la fila, apuntalando al capitán, es «el lungo», Franco Molina, un gigante por donde se lo mire. Y ese día, Franco fue más gigante que nunca. Callado,humilde y dejando todo llegó a integrar este equipo, así también entró en la primera fecha, desde el banco para contribuir en la victoria contra Francia… y así, fue el mejor jugador de la cancha y se ganó el reconocimiento de integrar el equipo ideal de la fecha. Gigante, imparable, hizo todo, estuvo en todo. Los medios de todo el mundo quedaron boquiabiertos con su actuación y con sus destrezas en la jugada del único try argentino de ese día.

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Concretada la hazaña, uno ve esa imagen, de los equipos antes de entrar a la cancha y casi que podría imaginar un diálogo entre los dos: -«Vamos lunguito, jugá como siempre que hoy la rompes»; -«si Juanchi, hoy la rompemos todos y vos nos vas a llevar a la victoria».

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Cerrando esa fila, empujando a todos, igual que lo hace desde la primera línea del scrum, está tambien «Paté» (Santiago Pulella). A él le tocó entrar en el segundo tiempo, pero ya en el himno se podía ver en su rostro emocionado la intensidad y temperamento que lo caracterizan. Cuando le tocó entrar, hizo lo que mejor le sale: llevar rivales para atrás con su tackle y dejar el físico en cada jugada. Se midió de igual a igual contra uno de los seleccionados más fuertes del mundo y más de un sudafricano se acordará por mucho tiempo del número 17 de celeste y blanco.

Incontables horas compartidas en el club jugando tocatas, entrenando en el gimnasio y en la cancha, viajando con las infantiles, alojando chicos de otros lados, jugando en juveniles, dando la vuelta con el club, escribiendo sus primeras anécdotas en la primera.  Los momentos compartidos con tanta gente querida se pierden en la memoria, pero todas esas historias confluyen y se condensan en este día inolvidable para todos. Para el rugby argentino, para el rugby del Jockey, para sus amigos y familiares, y principalmente para ellos.

El final de esta película no pudo haber sido mejor. Los tres abrazados, celebrando el triunfo, la amistad, el esfuerzo, el sacrificio y la vida, que los junto en el Jockey Club Córdoba, lugar donde empezó todo este sueño compartido.

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