Los dos son camada ’93, crecieron separados por más de 5 mil kilometros, pero el rugby y el Jockey los juntaron para toda la vida, como dos hermanos separados al nacer que se reencontraron.

Uno de Jujuy, el otro de Ushuaia, los dos segundas líneas. Hace 6 años que se conocen y 5 que juegan juntos en el plantel superior. Debutaron en primera juntos, en un viaje a Salta, allá por 2013. Las similitudes entre Joaquín y Facundo siguen, pero la que más les gusta resaltar a ellos, es el profundo amor que sienten por la roja y blanca. Por eso esta nota.

Sin más vueltas, los dejamos que sean ellos los que les cuenten sus historias, su historia.

El ingreso al rugby, ese deporte único

«De chico hacia de todo tipo de deportes: futbol, ski, natación… y ya en esa época era un nene «grandote», Cuando tenía 6 años un amigo (Pato Maino) que ya jugaba me invitó y desde ahí no lo dejé nunca más» 

Así relata Joaquín su ingreso al deporte ovalado, distinto del de su amigo Facundo, que empezó algunos años después, a los 13, pero en común comparten el haber pasado por muchos deportes.

Del rugby, los dos rescatan que lo que tiene de distinto a otros deportes es los vínculos que genera. Los amigos del rugby son para toda la vida y los valores como el respeto, solidaridad, disciplina y constancia son un tesoro que cada año ganan en valor.

Tras pasar su época de juveniles cada uno en su tierra natal, deciden venir a Córdoba a estudiar (ambos son estudiantes avanzados de abogacía), y el desafío para ellos no era sólo adaptarse a un lugar nuevo, a vivir solos, lejos de los afectos y a la vida universitaria….era hacerlo sin dejar de correr atrás de la ovalada.

Pero antes de avanzar a la vida en Córdoba se permiten el espacio para hablar del rugby que los vio nacer como jugadores:

 «Lo que más caracteriza a mi club allá (Las Aguilas) es que está todo hecho muy a pulmón, la gente es muy fanática realmente, porque el clima es mucho más hostil, hay menos recursos, menos gente, asique el que juega lo hace porque realmente tiene ganas. Y el rugby fueguino, es un rugby muy físico, frontal, fuerte. Hay que enfrentar muchas adversidades (hay un parate desde Mayo a Septiembre por las condiciones climáticas), y eso le da un carácter muy particular al jugador fueguino.» Nos comenta López Faure.

 Del rugby jujeño, el balance de «Rata» Montero es el siguiente:

 «Mi club en Jujuy también es todo muy a pulmón, muy chiquito, pero que a base del esfuerzo de todos los que lo integran está creciendo año a año. Y en cuanto al rugby, es similar al rugby en el que se formó Joaquín: más básico que el rugby de Córdoba, muy frontal y muy agresivo, de poca técnica y mucho huevo jaja»

El aterrizaje en Córdoba

Ninguno de los dos planeaba llegar a donde terminaron. Es más, podrían haber sido acérrimos rivales en lugar de grandes amigos y compañeros. Joaquín tenía planes de jugar en Tala (porque era el único club que había sentido nombrar) y Facundo a La Tablada, porque un dirigente de su club (Suri Rugby Club) había tenido un paso por el club de Urca.

En ambos casos estuvo presente la intervención de un tercero que los hizo cambiar de opinión. Joaco recibió el consejo de Juan Pablo «Chacota» Gonzalez, y «Rata» el de Sebastian «Bibi» Alsina. Los argumentos en los dos casos fue el mismo: la mejor gente y las mejores instalaciones están en el Jockey Club Córdoba.

Así, los miles de kilometros de distancia entre uno y otro fueron achicándose, para finalmente encontrarse compartiendo cancha y vestuario.

«Bienvenidos al club» un año para nunca olvidar

El 2012 fue un año muy especial para los dos, Joaco llegó de Ushuaia e inmediatamente se acopló a la pre-temporada (que ese año era entre Plantel Superior y M-19 juntos) y «Rata» se sumó tras asegurar su ingreso a la facultad. En ambas experiencias calidad humana fue lo que abundó. Dentro de tanta calidad humana, los dos gigantes resaltan a una persona en particular: Marcos Paez Molina.

«Hola yo soy Marcos, soy de tu división. Que bueno que hayan venido (por Facundo y Pedro Alvarado) y hayan elegido este club. Este sábado hago un asado en casa y quiero que vayan.» 

En líneas generales, todos los jugadores de esa M-19 fueron muy receptivos y cálidos con un importante número de jugadores que vinieron de otras provincias ese año, entre los que estaba esta pareja de segundas líneas. Ese año tuvo incontables memorias y momentos. Se consolidó un gran grupo, que se dividió únicamente para entrar a la cancha en la forma de dos equipos. Tanto para Rata como para Joaco, la pieza clave de esa amalgama fue el carisma y liderazgo del medioscrum de la ’94. «Marcos fue el nexo que unía a todas las partes, fue increíble como realmente se esforzó para que haya una integración, que creo que finalmente lo logró, porque gracias a eso hoy por hoy, no sólo nosotros dos, sino otros jugadores más tenemos un sentido de pertenencia por el club muy fuerte» comenta López Faure.

Las primeras batallas en plantel superior

El 2013 no pudo haber comenzado mejor. Una serie de episodios, que incluyeron las lesiones de tres referentes en sus puestos (Alejandro Allub, Fabio Galloppa y Matias Palacio) aceleró su aparición en el primer equipo del club, y en medio de la pre-temporada, en la previa de un viaje a salta, el entrenador Juan Trejo les comunicó que iban a jugar sus primeros minutos en primera, juntos.

 «No lo podíamos creer, unos meses atrás ibamos a todos los partidos de la primera a ver a los monstruos de Pancho Panessi, Mandarina, Michelotti, Nacho Plans, Lea Brunetto, Mathi Suarez… y arrancó el 2013, y ahí estábamos nosotros dos, abrazándonos para entrar a un scrum, jugando con todos ellos»  Joaquín López Faure.

Muchas cosas en común, los condimentos para una gran hermandad

Se definen como personas muy distintas a las que son ahora, y muy distintos entre ellos. No obstante, las coincidencias abundaron desde el día cero: el mismo puesto, la misma carrera universitaria, el mismo barrio, el mismo fanatismo y amor por el deporte. Todas esas coincidencias los fueron uniendo, generando una amistad inquebrantable.

Hoy sienten que tanto compartir les permitió aprender el uno del otro, para ser dos personas muy distintas a las que llegaron a Córdoba, y un poco más parecidos entre sí. Una relación por demás virtuosa, donde se tienen el uno para el otro en lo que sea.

Pero aún así, no dejan de resaltar a otras personas que contribuyeron enormemente en ayudarlos a crecer como jugadores y como personas. Pablo Bulacio aparece en ambos relatos como una figura casi fundamental para interpretar el rugby y el entrenamiento de la forma en que hoy lo hacen; Marcos Paez Molina es otro nombre común, como responsable de transmitirles «toda la locura que es el club» (sic), no sólo con palabras sino también con hechos.

Para Montero, también son importantes en su formación Juan Trejo (desde el juego) y Sebastian Luna (desde lo actitudinal). Juan le transmitió siempre la confianza para seguir creciendo y mejorando, y de Sebastian incorporó vivir el rugby con una intensidad emocional nunca antes experimentada.

Para Joaquín, otras personas importantes fueron Francisco Panessi e Iñaqui Monesterolo, sobre todo desde el aspecto humano y relacional, que lo ayudaron a desenvolverse en su vida en Córdoba (no sólo dentro del club) con más seguridad y sobre todo a «resolver situaciones de la vida cotidiana con mucha integridad«.

Su presente en el plantel superior

Transcurridos 5 años desde sus primeros minutos en el plantel, hoy les toca ocupar un lugar muy especial en un equipo plagado de promesas. La mayoría de los jugadores tiene menos de 23 años, por lo que su experiencia empieza a tomar un valor agregado.

«No me defino como un ‘referente’, eso se lo dejo a tipos como Fabio Galloppa, Lea Brunetto o Nacho Plans.» dice Rata y agrega «creo que si tengo algo para aportar no es con las palabras, sino con acciones. Creo que las personas que tienen que hablar en el equipo están bien identificadas y el resto debemos ser ‘soldados’.

  «Tampoco me siento ‘referente’, pero si creo que las cosas que fui aprendiendo a lo largo de estos años pueden serle útiles a quienes recién comienzan este ciclo del plantel. En muchas situaciones me siento muy identificado con varios de los chicos, y trato de compartirles mis vivencias para ayudarlos principalmente a que puedan disfrutar del lugar que están ocupando» Joaquín López Faure.

Finalmente, cierran esta nota con un análisis de como ven al club, desde que llegaron hasta hoy:

  «A simple vista, creo que el club crece, y no ha dejado de crecer nunca. En lo que respecta al plantel superior, de la mano del capitán Nacho Plans se está creciendo mucho. A partir de una auto-crítica personal y grupal que la inició Nacho, el grupo está en una etapa muy introspectiva y de revisión de muchas cosas, con muchos cambios para bien. Sumo a eso que las camadas que suben son cada vez mejores, y eso está dando como resultado un ADN del jugador del Jockey que va a ser muy beneficioso para el club, y va a depositarlo  donde se merece, entre los mejores de Argentina» López Faure.

 El balance de «Rata» no es muy diferente:

 «La verdad que yo al club sólo lo vi crecer, pese a tener algunos alti-bajos en lo deportivos (que creo que a todos los clubes les pasa); y particularmente este año es increíble la energía que se percibe, nunca lo había vivido. Tenemos realmente el privilegio de tener un apoyo, como esas palabras que suele usarse mucho, de «tener todo un club atrás tuyo», se siente  todo el esfuerzo que hace cada uno desde su lugar para que nosotros los jugadores estemos ahí, en la punta de ese esfuerzo colectivo, disfrutando de todo esto; y también creo que todo esto nos va a llevar a un lugar feliz a todos»

 

Joaco y Rata, dos que han sabido ganarse el respeto y cariño de todos.

 

 

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